lunes, 12 de diciembre de 2016

De como se transformó una diosa pagana indigena en la Virgen de Guadalupe




Antes de la Conquista hispana, donde hoy se celebra a la Virgen de Guadalupe, al norte de la Ciudad de México, se reverenciaba a la diosa Tonantzin, llamada Nuestra Madre; un símbolo de las fuerzas femeninas de la fertilidad. Aunque había otras diosas que también eran consideradas su representación; tales como Cihuacóatl, la Mujer Serpiente, diosa de la tierra que regía el parto y la muerte al dar a luz; Coatlicue, la de la Falda de Serpientes, madre de los dioses del panteón azteca, diosa de la tierra asociada a la primavera; pero la favorita era Tonantzin.

Tonantzin era una diosa muy bella, de falda y huipil blancos, tenía el cabello negro y se creía que si las mujeres se peinaban como ella, aumentarían la fertilidad. Una diosa múltiple que contenía en su ser cada uno de los símbolos femeninos.

A la diosa se le adoraba en un templo, del que no hay certeza de cómo lucía, pero se sabe que estaba ricamente adornado, según Fray Bernardino de Sahagún, en su obra Historia General de las Cosas de la Nueva España había un monte llamado Tepeác, que los españoles llamaban Tepeaquilla, donde se erigía el templo de adoración: “traían muchas ofrendas, venían hombres y mujeres… y todos decían vamos a la fiesta de Tonatzin; y ahora que está ahí edificada la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe también la llamaban Tonatzin.” según cita el texto.

Según el testimonio de Fray Juan de Torquemada en la Monarquía Indiana, esta diosa solo se aparecía a los indios en forma de una jovencita vestida de blanco que les revelaba cosas secretas. En su santuario, los evangelizadores erigieron una ermita en 1528, con el fin de aprovechar los cimientos ideológicos ya existentes y contrarrestar la adoración a Tonatzin.

Ahí colocaron una virgen representada como bulto, exactamente igual a la española que se encontró a orillas del río Guadalupe y que se veneraba, desde principios del siglo XVI en su santuario cerca de Cáceres en la región de Extremadura, España, así lo indica Cultura en México, la de la Concepción.

La escultura de la virgen de la ermita mexicana fue sustituida por una pintura que no tiene nada que ver con la impresa en el lienzo de Juan Diego. La virgen española, advocación original de la Virgen de la Concepción, fue la preferida del ambicioso Hernán Cortés, quien la tenía en sus pendones y banderines, según lo menciona Mitos Mexicanos.


La leyenda de la virgen de la Concepción es muy similar a la que tiene la de Guadalupe, al pie de la Sierra de las Villuercas, la Virgen se apareció a un pastor llamado Gil Cordero. La madre de Dios le pidió que hiciera los trámites necesarios para conseguir que se le edificara un templo donde se le adorara. La ermita de la Concepción se edificó sobre la casa de tal personaje. Hoy, el lugar se encuentra en la calle Caleros de la capital cacereña.

Uno de los historiadores más famosos, Miguel León Portilla sostiene que hay una relación entre la Virgen de Guadalupe y Tonanztin en su libro Tonantzin Guadalupe, y supone que los evangelizadores se basaron en la diosa para favorecer la conquista de la entonces Nueva España, así lo recopila Revista C2.

Sin embargo, Tonantzin ha sido prácticamente borrada del recuerdo de la memoria colectiva por el de la Virgen de Guadalupe, que este 12 de diciembre celebra 485 años de la última aparición ante el indio Juan Diego (hoy Santo) , gracias a quien se erigió el templo en el cerro del Tepeyac.

Autora; Estephanie Gutierrez
Fuente: Prodigy MSN Noticias


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