lunes, 3 de abril de 2017

¿Me perdona Dios solo 70 veces 7?



Pensar que Dios solo nos perdona setenta veces siete sería como imaginarnos que Dios está en el cielo, tiene un cuaderno o una libreta y cada vez que nosotros pecamos o lo ofendemos, entonces Dios hace una radillita y va quitándonos las veces que nos va a perdonar. Esa idea es absurda porque es contraria a lo que la Escritura nos enseña. 


De hecho, la expresión “setenta veces siete” nace por una conversación que Jesús tiene con sus discípulos en Mateo 18, específicamente los versos 21 y 22. Y es interesante porque esa expresión Jesús la hace para mostrar que si él es un Dios misericordioso y perdonador —y lo hace de una manera prácticamente ilimitada y súper generosa en nuestra vida— cuánto más nosotros debemos hacerlo con aquellos que nos ofenden.


  De hecho, Jesús continúa respondiéndole a Pedro con una parábola muy conocida: la de los dos deudores. Y uno de los deudores tenía una deuda que era impagable. No había manera que pudiera pagarla porque era una cantidad exorbitantemente alta. Sin embargo, cuando él muestra arrepentimiento y pide perdón, el rey —que es una imagen del Dios justo, bueno y perdonador que nos perdona a pesar de que no lo merecemos— toma entonces y cancela completamente la deuda de este hombre. La imagen que luego Jesús presenta es que este hombre se encuentra con uno que le adeudaba a él y su deuda era una deuda que podía ser pagada. Sin embargo, éste no muestra misericordia. Pero en lo que tenemos que enfocarnos es que Dios no solo nos perdona setenta veces siete, sino que nuestra esperanza en la redención sería una esperanza limitada y marginada a nuestra ofensa. 



Lo que necesitamos entender es que Juan escribe y dice: si alguno dice que no tiene pecado, el tal es mentiroso;  pero luego en el verso 1 del capítulo 2 de su primera carta dice: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. El escritor de Hebreos nos muestra que Cristo, Dios, declara que nunca más se acordará de nuestros pecados y de nuestras qué transgresiones.




El sacrificio de Cristo, el Evangelio, lo que nos muestra es que el amor de Cristo es suficiente no sólo para salvarnos de nuestros pecados sino para aún perdonarnos y en el futuro darnos la garantía de que la presencia del pecado será erradicada de nosotros. Así que tenemos una promesa pasada, una verdad presente y una redención futura que ha de ser manifestada a plenitud y eso es lo que nos muestra el Evangelio.








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