Apocalipsis 11:1,14
Y te daré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos y sesenta días, vestidos de cilicio (Versículo 3).
Estos dos testigos son los profetas de Dios, llenos del espíritu santo (Efesios 5:18), que serán enviados en la gran tribulación para proclamar el mensaje del arrepentimiento a los moradores de la tierra. Ellos vendrán a alertar a los pueblos sobre los juicios que se aproximan por causa del pecado.
Han habido muchos debates sobre la identidad de los dos testigos. Muchos dicen que creen que estos dos testigos serán 2 de estos 3 hombres: Moises, Elias y Enoc.
Primeramente Elías no murió, fue llevado al cielo en un torbellino y un carro de fuego (ver 2 Reyes 2:9-11). Del mismo modo, Enoc fue llevado al cielo sin experimentar la muerte (ver Génesis 5:24 y Hebreos 11:05). Él también profetizó la venida del día del juicio de Dios y el regreso de Cristo con su Iglesia (ver Judas 14, 15). Elías y Enoc no tuvieron una muerte natural, sino que fueron arrebatados por Dios. Por esta razón muchos creen que los dos testigos sean Elías y Enoc.
Considero que Elías es un candidato seguro. Por otra parte, Creo que Moisés será el otro testigo porque apareció con Elías en el Monte de la Transfiguración (Mateo 17:1-8)-Esto podría representar un anticipo de la gloria que ha de venir en el día del Señor Jesucristo. También hay que tener en cuenta que el cuerpo de Moisés fue preservado por Dios. Judas 9.
Estos testigos, vestidos de cilicio, proclamadores del mensaje del juicio, serán odiados. Terroristas de los Últimos Días intentarán destruirlos. Sin embargo, Dios lo prohíbe y ofrece protección soberana.
Y si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos: y si alguno quiere hacerles daño, es necesario que sea muerto (Versículo 5). Esto puede ser nada más que un poder sobrenatural de Dios que salga de ellos, para poder defenderse.
Estos tienen potestad de cerrar el cielo, que no llueva en los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran(Versículo 6).
Moisés, el segundo testigo, tenía poder para convertir las aguas en sangre y para herir la tierra con plagas (Leer Éxodo 7-10). Por lo tanto, el ministerio de estos dos profetas ungidos no será más que una repetición.
La bestia mata a los 2 testigos (Versículo 7). Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sus cuerpos sean puestos en sepulcros (Versículo 9). Después de 3 días los testigos resucitan y ascienden al cielo(Versículo 11). Luego sucede un gran terremoto, murieron en número de siete mil hombres: y los demás fueron espantados, y dieron gloria al Dios del cielo (Versículo 13).
La reacción de muchos es similar a la de los escribas y de los fariseos, que presenciaron el milagro del paralítico sanado y todos se asombraron, y glorificaron a Dios, y se llenaron de temor. Después que los 2 testigos resucitan, Muchos se asombran y se arrepienten de sus pecados y tendrán que pagar un precio bien fuerte por causa de Cristo.
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