jueves, 2 de julio de 2015

FALSOS MAESTROS

Es por eso que esos sacerdotes y líderes del templo odiaban a muerte a Cristo. Jesús no temía delatar y juzgar públicamente la actitud hipócrita de esos fariseos y maestros de la ley. Jesús no temía que ellos lo amenazaran con expulsarlo de la sinagoga, ya que cristo no estaba sujeto al hombre, ni bajo la ‘’COBERTURA’’ de ningún concilio apostata; estaba sujeto al Dios altísimo, y solamente amparado bajo la cobertura de su padre celestial (la misma actitud que debemos tener nosotros los verdaderos cristianos); Cristo se llenaba de indignación y enojo al ver como esos apostatas manipulaban y oprimían al pueblo. Jesús no toleraba que esos charlatanes pisotearan las ordenanzas del padre celestial interponiendo doctrinas y tradiciones inventadas por hombres: Jesús les decía:‘’Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. ’’ (Mateo 15:6-9). Es por eso que Jesús los confrontaba delante del pueblo; para que estos se dieran cuenta de cómo esos mentirosos ladrones los estaban engañando a través de falsas doctrinas y mentirosas tradiciones. Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. Su lenguaje es claro, duro, sin hipocresía. No espera tomar medidas contra los burladores, los mercaderes en el templo, los mentirosos; sinó que ejecutaba su juicio sobre ellos inmediatamente. Podemos comprobar que no fue manso, humilde ni tolerante con los falsos maestros. Les decía hipócritas, guías ciegos, sepulcros blanqueados, serpientes, necios y generación de víboras; (Mateo 23:23-34). Cuando halló en el templo a los que vendían, haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos con todo lo que tenían para vender, y esparció las monedas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían: “Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado” (Juan 2:13-16)”. Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Marcos 11: 17). Jesús, irritado al sumo grado con esos apostatas; les decía lo que yo considero el peor de todos los insultos que se le puede pronunciar a un ser humano; Vosotros sois hijos de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. (Juan 8:44).

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