sábado, 26 de septiembre de 2015

En la historia del hijo pródigo

Cuando no sabes lo que tienes
El hijo mayor estaba en el campo. Al regresar, cerca ya de la casa, oyó la música y las danzas. Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. El criado le dijo: “Tu hermano ha regresado, y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberlo recibido bueno y sano”. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrara. Lucas 15:25-28

INTRODUCCIÓN:
 historia que narra el Señor Jesús, con el profundo afán de que tengamos en cuenta, que para Él un alma rescatada vale más que todo el oro y la plata.
El médico amado (es decir, Lucas) escribe un evangelio intelectual. Y por lo tanto, narra la vida del Señor Jesús de una forma linda y preciosa, poniendo énfasis en las preciosas historias y parábolas. Lucas empieza estas narraciones desde el capítulo 14.
El mensaje central era desenmascarar la hipocresía de los fariseos, que hacían alarde de su enorme religiosidad, pero eran incapaces de sentir pasión por el rescate de las almas perdidas.
Hoy, 2 mil años después, parece que la historia no ha cambiado mucho, pues seguimos teniendo fariseos disfrazados de evangélicos, que están más interesados en defender sus famosas visiones y conceptos humanos (O mejor dicho, mandamientos de sus líderes), que la pasión por ganar almas para El Reino del Señor Jesús.
Tenemos dos grupos de fariseos: Los que tienen sus pequeños grupos ultra-religiosos, que lo único que les interesa es asegurarse de que no se rompa ninguna de sus prohibiciones legalistas. Y los que quieren tener el templo llenas de almas. Pero no arrepentidas, sino simplemente como artículos empresariales, para traer mucho dinero a sus arcas y poder vivir sus vidas de despilfarros, sin importarles el destino final de esas almas. Que, por cierto, cuando algunas de estas almas encuentran la verdad, ellos se enojan profundamente.

SU RESENTIMIENTO
Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrara. Lucas 15:28

La fiesta se había realizado muy rápido, por la inesperada llegada del hermano menor indisciplinado, de modo que al llegar el hermano mayor del campo, se encuentra con un bullicio de júbilo. De inmediato indagó a qué se debía esta fiesta. Y, por supuesto, siempre hay quienes están listos para dar las noticias con lujos de detalles y provocar con ello reacciones de envidiasciplinado, de modo que al llegar el hermano mayor del campo, se encuentra con un bullicio de júbilo. De inmediato indagó a qué se debía esta fiesta. Y, por supuesto, siempre hay quienes están listos para dar las noticias con lujos de detalles y provocar con ello reacciones de envidias.

Gran gozo hubo en el padre al ver a su hijo, que estaba perdido, regresar arrepentido a su lado. (2)

En la vida pública del Señor Jesús, los fariseos nunca mostraron alegría cuando el Señor Jesús sanó a la pobre mujer con flujo de sangre, enferma por más de 12 años.
En esos años, esa pobre mujer no había podido ir una sola vez a la sinagoga, para escuchar La Palabra de Dios, pues era considerada inmunda; en todos esos años, nunca había podido estrechar la mano, y mucho menos recibir un abrazo de los múltiples ungidos, llamados “rabinos”.
Ahora, 12 años después, El Gran Rabino de Galilea no sólo le había vuelto la felicidad a aquella pobre mujer, sino que también la había liberado de aquel azote de enfermedad.
Y fueron múltiples de cosas lindas de las que están registradas que el Señor hizo por los olvidados de la sociedad. Y estos fariseos nunca se conmovieron; todo lo contrario, se mostraron ofendidos. Y se negaban a ser parte de esa fiesta celestial, pues La Palabra del Señor enseña que cuando un alma se arrepiente, hay fiesta en los cielos (Lucas 15:7-10).

En la historia del hijo pródigo, el hijo mayor estaba profundamente enojado; no sentía el más mínimo gozo porque su hermano se había arrepentido, de modo que no quería ser parte de aquella fiesta.
Con todo y eso, el padre le insistía a que entrara; en otras palabras, el Señor siempre les dio oportunidad a los fariseos, para que fueran parte de la gran fiesta celestial.

EL ARGUMENTO DEL HERMANO MAYOR
Pero él, respondiendo, dijo al padre: “Tantos años hace que te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos”. Lucas 15:29
Aquí el hermano mayor hace alarde de su rectitud, asegurando que con él no se ha hecho justicia.


El hermano mayor reclamaba a su padre por el recibimiento que había tenido su hermano menor. (3)

Hoy tenemos muchos hijos de Dios que un día le entregaron su corazón al Señor Jesús, pero siguen viviendo como si no fueran hijos del Altísimo. Se les ha olvidado que todo aquel que recibe al Señor Jesús, es llamado hijo de Dios (Juan 1:12).
En otras palabras, muchos sin darse cuenta han despreciado el privilegio de ser hijos de Dios, y tal vez por eso hoy en día muchos de ellos han caído en manos de los falsos profetas, por no darse cuenta del gran privilegio de ser hijos de Dios, por medio de Cristo Jesús.

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